“El viñedo tiene una cualidad de permanencia que trasciende a las propias personas que, en un momento u otro, nos vinculamos a él. Y nuestras propias historias y vivencias, las de todos los que estamos y hemos estado en él, se entrelazan precisamente a través de la viña”.
Palabras de Manuel Álvarez-Arenas, alma máter y propietario de la bodega. No puede ser de otra manera, tiene imágenes reales, fotográficas, de todos los que en su familia han vivido con esta finca. Su tatarabuelo que fue quién la compró en 1846, su bisabuela, que fue una mujer luchadora en un mundo demasiado masculino y construyó la bodega, su abuelo y su padre que la mantuvieron fiel a su estilo de producciones de finca en épocas en las que de La Mancha sólo se esperaba volumen.
Si hacemos un poco de memoria, nos cuenta Manuel, “tras la devastación del viñedo europeo por la filoxera, La Mancha se convirtió en el gran proveedor de uva y vino del continente, realizando un gran esfuerzo para poder atender una demanda enorme. Se desarrolló un modelo de negocio que durante mucho tiempo resultó muy exitoso y que supuso la concentración de la elaboración en grandes bodegas capaces de ofrecer precios muy competitivos”.
Este hecho tuvo como principal consecuencia la desaparición de la mayor parte de las pequeñas fincas y bodegas de producción familiar. No es el caso de Finca Tinedo, que se ha mantenido fiel al concepto de terruño, que pone en valor las características únicas y específicas de un viñedo concreto. “Es el terroir de Tinedo, que produce uvas únicas, lo que nos hace diferentes”, puntualiza Manuel.
Para expresar esta singularidad en el vino, todos los trabajos deben orientarse a buscar la máxima expresión de estas particularidades. Cada parcela de la finca se trabaja en función de esas características, empezando con la elección de las variedades que mejor pueden expresar las singularidades de cada parcela y finalizando con trabajos en bodega que orientan la elaboración para potenciar de manera diferenciada esas cualidades.
“Es por esto por lo que contraponemos –explica Manuel- el concepto de vino de autor, en el que es la personalidad del enólogo la que se expresa por encima de todo, al de vino de finca, en el que todos los recursos se ponen al servicio de la expresión única del terruño”.
Al disfrutar un vino de Tinedo identificamos su origen y las cualidades de ese origen no se encuentran en ningún otro vino.
Te invitamos a disfrutarlo con calma y sin prisa… valorando el trabajo realizado por personas a las que podemos poner nombre y apellido, ensalzando “el saber hacer” con mimo y cuidado y aplaudiendo el producto que nos hace escapar del ritmo desenfrenado y nos ofrece otra forma de disfrute más calmado. “Creo que nuestra bodega, por sus valores y tradición de trabajo, forma parte de esa tendencia y creo que esto se refleja perfectamente en sus vinos”, destaca Manuel.
¡Brindemos por ello!
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